Ahorita el que remite, retoza cual cerdo entre el fango de
las piaras de la abundancia. No me quejo. Mantengo mis opciones procurándome un
plan B por si todo se viene abajo y, mas o menos, mi proyecto empieza a tener
cara y ojos.
Me lo he currado ya que bajo este sol de justicia, decidí
alejarme del chiringo que me pertocaba por estirpe. Monté mi propia franquicia
de Castle Sand en las áridas playas de la Egara , en pleno centro neurálgico de la Wood Crew , donde todo
tiene sentido y absolutamente todo es posible.
Hace pocos días, justo antes de la reconquista de la Costa Brava propiciada
por 6 individuos de lomo duro y grueso corazón, clave mi rodilla derecha sobre
el suelo y pedí matrimonio a mi Reina. No lo hice por miedo, ni por obligación...y
para los neo hippies y demás estratos
acomodados sobre la piel de las subvenciones públicas i/o familiares ... ni
rastro del peso de la sociedad del consumo susurrándome no se que mierda de la
culminación de una familia católica apostólica y romana.
A pesar de las declaraciones off the record de los orcos
corcovados de Mordor, siempre he sabido adaptarme a las vicisitudes del
destino. Mi cuerpo, mi mente, mi alma y mis huesos, a diferencia de vosotros,
siempre han sabido mutar en pro del viento de levante y me encantaría que
pudierais observarme por un agujerito, y vierais lo que os habéis perdido.
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