jueves, noviembre 01, 2012

Visiones desde el skyline del caos.


Que queréis que os diga?, nunca me ha gustado conformarme en exceso a pesar que mis huesos, se han arrastrado sobre la fría piel de épocas oscuras de esas, que dejan cicatrices imposibles de cerrar ni olvidar.

Mi cerebro ha compartido historias con personajes tan alejados de la realidad que, a pesar de estar rodeado por esos hijos de puta, me sentí tan jodidamente solo que empecé a juguetear entre las espirales de la autocompasión.

Mi terapeuta me lanzó un centro desde la banda, cuando me recomendó dejar de demonizar el pasado porque según él, "acabaría por invocar a todos los miembros de la corte infernal".

Me tome mi tiempo, arme la zurda y golpee el cuero con toda la rabia que galopaba desbocada por mis venas. Tras la palomita estéril del portero, deje la escuadra huérfana de telas de araña. 120.000 almas se quedaron sin cuerdas vocales y el Golden Boy brilla que te brilla entre las entrañas de mis vitrinas.

Ahora se que fui yo señor Juez. Señoría, asumo toda la responsabilidad de mis actos pues deje la llaves de mi corazón y el timón de mi nave, a alguien incapaz de flotar y mi amor por las causas perdidas, hizo el resto.

Afinando la óptica de mis prismáticos, observo el skyline del caos y me alegra saber que todo sigue igual o peor incluso. Los cerebritos resecos del clan de Mordor, siguen buscando las preguntas adulteradas  para obtener las respuestas que ansían, como si fuera sencillo tejer un 2+2=4 sobre el manto líquido del destino.

Las miradas quebradas que aceleraron mi exilio, siguen mirando hacia ese horizonte muerto que durante una década, decoró mi deshumanización. Siempre he sido un aférrimo defensor de los eslóganes guerrilleros tales como: "morir con las botas puestas" y tal pero ni el guerrillero mas guerrero, se hubiera dejado caer por esas latitudes por miedo a verse engullido por las fauces de la locura generada por una mente que, siendo sincero, fue sacada del microondas antes de hacer ting! y olvidada en las estanterías de objetos perdidos de cualquier estación de paso.

Me siento bien ahora que las fuerzas telúricas vuelven a resonar al compás del corazón del mundo. Los brazos de la liberación arropan de nuevo todos los átomos de mi alma y mi corazón, late desbocado hacia los verdes prados de una tierra, llamada Libertad.


Reproductor: Nudozurdo - El Hijo de Dios.

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