El cambio es necesario y, los ecos de miles de millones de
especies extinguidas ante la incapacidad de adaptación, retumban en nuestros oídos
recordándonos la necesidad de avivar el fuego de la evolución.
No hace falta decir que se trata de una empresa compleja y
en nuestra naturaleza mas primigenia, reside el temor a enfrentarnos a nuevos
escenarios pero, que no sea agradable no implica que no sea necesario.
El mundo será conquistado por aquellos capaces de alinearse
con las necesidades cambiantes del gira que gira del planeta. El resto, perecerán
licuándose entre los angostos callejones de una sociedad de consumo que
garantizará altas cuotas de supervivencia pero, paralelamente, limitará el
poder de influencia de los sujetos sobre su propia vida.
A nivel personal os puedo asegurar que, de donde vengo, el
cambio se utilizaba como arma arrojadiza puramente desestabilizadora teórica ya
que, en el plano práctico real, se abogaba por una férrea línea continuista
sazonada con brotes de locura.
Perdí gran parte de mi vida junto a alguien que esperaba un
milagro. Y que hizo para favorecer la germinación de ese acto divino?, nada.
Tan solo se sentó y espero una llamada que nunca vino.
Creedme cuando digo que espero de todo corazón que
encontrará ese chute de lucidez capaz de arrancar toda la maquinaria pero,
según Darwin, ya está muerta.
P.D: No vale con quedarse quieto y esperar quien gana para
seguir su rueda. En este juego hay que posicionarse antes de que el dado
empiece a rodar.
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