viernes, enero 13, 2012

LSU, La caída de un mito

Recuerdo cuando la buena de L era capaz de hacer callar a una piara de malolientes puercos con tan solo un flip flap de sus parpados. Nadie sabe muy bien porque, pero atraía. Gozaba de un magnetismo fuera de lo normal capaz de modular la realidad y a todos aquellos que habitabamos sobre su piel.

Una manta cargada de sigilo, cubría nuestras cabezas cuando paseaba su culito perfecto des del pupitre del final de la clase, hasta la pizarra. Se deslizaba sobre aquellas baldosas mugrientas desafiante, amenazante, provocando y llevando a la revolución a todos nuestros escuadrones de testosterona, androsterona y androstendiona.

Una vida a bocajarro. Sin control, sin piedad a  discreción. Sin dejar alternativa a la mediación o a una mínima negociación. Para L, solo existía blanco o negro y, el resto de mortales inferiores, podria escoger estar con ella o contra ella, entre vivir o morir.

Por suerte o por desgracia, la situación de entonces obligaba a moverse rapido. A adaptarse, a sobrevivir y L, decidió aferrarse a su estandarte y resistir hasta que, un dia, la oscuridad se la llevo dejando tras de si un silencio de ojos huecos.

La jauria del tiempo hizo su trabajo. El tic tac se cebo con ella y con todos aquellos que se atrevierón a custionar su poder. La casualidad la vomito sobre el mismo anden en que yo esperaba mi tren. Un tenso silencio se forjo mientras nuestras miradas se cruzarón...ni sombra de aquella diosa que me acompaño al sueño sin estar conmigo....durante años.

Que puedo decirte querida L, sin cobertura en flancos, no eres nada bonita. Bienvenida al mundo real.


Reproductor: Ari Puello - La Ley de Murphy


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, soy M.A.

Los recuerdos de instituto siempre nos acompañan a lo largo de la vida y pasan a formar parte de nuestra personalidad, sea para bien o para mal, en función de si las experiencias las recuerdas malas o buenas.

Por eso es una etapa tan importante, aunque en su momento quizás no nos damos cuenta.

Yo ahora, con el paso del tiempo, los recuerdo con añoranza, a pesar de que realmente en su momento no todo fue de color de rosa, y a pesar de que existieron frustraciones, nervios, días asquerosos y depresivos, etc. Pero aun así, curiosamente, no dejo de pensar y sentir que en conjunto fueron de los mejores años de mi vida.

Quizás porque tengo tendencia a dulcificar mis recuerdos a medida que pasa el tiempo y recuerdo menos detalles.

Pero fueron unos años en que coincidimos en un momento y lugar, en el que aprendimos, sentimos, experimentamos, crecimos, hicimos amigos, etc. en una etapa vital e hipersensible como es la adolescencia, y que nunca más se volverá a repetir.

Quizás todo eso fue más importante que lo estrictamente académico que pudimos aprender. De hecho recuerdo como la profesora de francés (¿qué habrá sido de aquélla señora?) nos lo dijo: "primero de BUP es sobretodo para aprender a vivir". Fue algo que se me quedó grabado, quizás porque aunque entonces no podía entenderlo, creí que valía la pena recordarlo al parecer algo trascendental. Y vaya si tenía razón.

Si también guardas estos buenos recuerdos, disfrútalos y atesóralos, porque su rememoración gana con el tiempo, como el vino.

Te deseo lo mejor y espero que todo te esté yendo bien. Un fuerte abrazo.