He conocido el amor en toda su expresión. He sido testigo de
cada matiz de su forma, de cada arista de su compleja estructura, de cada recoveco
de su armónica arquitectura, cada imperfección de ese basto sentimiento se ha
adueñado de mis pupilas, de mis extremidades, de todo mi cuerpo y de toda mi
alma convirtiéndome en su prisionero.
Mentiría si dijera que lo sentí cuando nació. No es cierto.
Estaba tan preocupado por todo lo que orbitaba alrededor suyo, que no le preste
la debida atención a esos pequeños sentimientos que gobiernan el caos de las
cosas que valen la pena bajo la piel de esas cosas que,... valen menos la pena.
Fue una noche en la que nuestras miradas se cruzaron y supe,
al igual que él, que era para toda la vida. No es algo que se pueda explicar en
palabras o cuantificar sobre un excel con números y gráficos. Es como si de
repente y por arte de magia, un instinto ancestral de protección se hubiera
despertado en lo más profundo de mi cerebro primitivo y tuviera la única misión
de protegerlo a toda costa incluso, por encima de mi vida.
El amor, en estado puro.
Reproductor: IZAL - Pequeña Gran Revolución
No hay comentarios:
Publicar un comentario