La alquimia de la cobardía, maneja los hilos de tus miradas.
Tus
palabras caminan sobre arenas movedizas y tus promesas, se
tornan
huecas mientras se escurren entre los dedos del diablo.
El férreo martillo de la culpabilidad, golpeo de nuevo la
coraza del
templo que construimos mientras nuestra pupilas, se
distanciaron hasta
convertirse en un vago recuerdo.
Cuenta con memoria y tiene final la clemencia que me otorgaron
los
dioses. La muerte aparece tras los influjos de la Luna y,
susurrándonos, vaticina un nuevo aliento en el que no
apareces.
Tu decadencia, es el fruto de mi debilidad hacia las heridas
que
reposaban olvidadas ... pero no contaban con la rubrica de
la cicatriz
de la perpetua postergación.
Ahora, que mi reino te saluda desde las alturas,
comprendes amigo mio el sitio que te toca ocupar?.
comprendes amigo mio el sitio que te toca ocupar?.
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