lunes, diciembre 21, 2009

Miradas...

Existen las miradas porque existe un cielo sobre el que pueden deslizarse. Cada ojo y su susurro, cuentan con un par de alas atadas a su espalda que les permiten volar, bailar con el viento y danzar con los fríos cadáveres del otoño y así, acariciar la mas profunda inmortalidad.

Icaro, en un alarde de osadía, fabricó unas alas de cera. Con ellas, pretendía acariciar el Sol y desafiar a los dioses. Lo cierto, es que consiguió levantar el vuelo pero, cada vez que se aproximaba al Astro Rey, el calor hacia que sus alas se deshicieran con mayor celeridad y, al fin, su codicia redujo a escombros su codicioso sueño.

Al igual que Icaro, las miradas están rellenas de codicia, arrogancia, osadía y, lejos de contemplar su reflejo en la cara oculta de la Luna, continúan esculpiendo su futuro sobre las cenizas. Rigen nuestro mundo obligandonos a vagar por los inhóspitos y abruptos corredores de la oscuridad mientras, la pureza, encuentra su fin en la vía muerta del exilio o entre los gélidos barrotes de una celda.

Vuestras miradas, conquistadas por la carcoma, encontraran la muerte
el día en que el mundo, destierre el miedo de su corazón.

Korso.

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