Sentir el corazón en la sien, esperar al suave derrumbe de los párpados, asistir a la paulatina mutación de mis ojos a cartón mojado, clavar las pupilas en el inmenso horizonte de cualquier pared. Ladear la cabeza y sentir como las fuerzas abandonan mis huesos. Ser consciente de todo lo que me rodea, observar la escena desde otro punto de vista, os aseguro que no es mejor, ni si quiera es peor, tan solo, diferente. Tal vez desde aquí, espero que desde aquí, encuentre la salida de este maldito laberinto.
viernes, junio 06, 2008
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