lunes, diciembre 11, 2006

YA LO DECIA MI ABUELO: DONDE NO HAY, NO BUSQUES

Los madrileños Dover, han eliminado grasa de la región abdominal de su vocalista ya de paso han perdido la poquita gracia que tenían.

Siguiendo los pasos de Sansón que, al cortarle el pelo perdió toda su fuerza sobrehumana convirtiéndolo en un mortal mas, a Dover, tras eliminarle el excedente heredado de Ronald McDonald, han pasado de banda mala a mediocre grupo de niñatos.

Básicamente, hacían bien lo poquito que sabían hacer y apuntaban sus cañones pseudo rockeros hacia un tarjet bastante amplio pero haciendo especial hincapié hacia aquellos admiradores de la única canción rápida de Amaral y a aquellos chicos y chicas que, enfundados en sus náuticos de primera comunión, esperaban un poquito mas de ruido tras escuchar al Canto del Loco.

Ahora, cuando todo parecía más o menos en su sitio, aparecen en la palestra con un trabajo conmemorando la gloriosa época disco al más puro estilo Abba alicatados con esos trajes brillantes vaporizando ingentes cantidades de caspa en cada movimiento de cabeza a ritmo de sintetizador.

Se han plantado delante del respetable con todo el atrezzo posible lo que convierte su error en algo premeditado. Han cambiado las litronas en oscuros callejones por bolas de espejo surcando los techos y los porros por cigarros con boquilla de medio metro.

En pocas palabras, han hecho una metamorfosis precaria y de un gusto musical patético. Solo recordarles que, para horteras ya tenemos a Alaska. Ese fantasma que, tras morir, se quedo atrapado en algún vacío legal del espacio tiempo ínter dimensional a caballo entre la Movida Madrileña y el Techno



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