viernes, octubre 07, 2011

C.

Sinceramente, entiendo la decisión de C. Lo entiendo porque hace años, el mismo signo de interrogación llamo a mi puerta. Tal y como ha echo C, también yo le deje pasar. Le ofrecí una cerveza y, con la parsimonia propia de aquel que no tiene nada que perder, escuche la propuesta.
En su momento, mi decisión quedo encerrada tras una cortina de denso silencio. Ahora, es el momento de C y, de nuevo, se baja el telón.

En mi oficio, a eso se le llama un error multifactorial. Múltiples factores que, bajo el mismo son, interpretan un ultimo réquiem que en su zenit, consiguen que los ojos del respetable se inunden de lágrimas.

No me gusta perder a mi delantero estrella, mi primera espada. No soporto perder a mi plan B, el revulsivo que hace falta sacar al terreno de juego cuando el contrario planta dos lineas de cuatro sobre la corona del área. No soporto perder a alguien en el que confío ciegamente...pero, sobretodo, siento perder a un amigo.

Suerte en tu nueva cruzada. Que las musas de la fortuna entonen canciones con tu nombre y los trobadores cuenten las historias de tus proezas.

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