He tenido que recorrer 3000 kilómetros para recuperar la fe. Me he visto obligado a retornar a la cuna de la civilización, para recuperar mi humanidad. No me ha quedado mas remedio que pasear sobre las ruinas del pasado para construir sobre ellas, los cimientos del futuro.
He sido testigo del poder ilimitado de la naturaleza y, a su vez, de la humildad que desprende cada uno de sus gestos. Después de cada cataclismo, aun queda belleza, aun laten los corazones...corazones, por los que vale la pena morir. He comprendido que, el primer paso para ser prescindible es, sencillamente, considerarse imprescindible.
He sentido el poder del pasado. He escuchado el mensaje que dejaron los dioses tras la piel de cada roca y me he arrodillado ante el Oráculo cuando, sus susurros, me conquistaron el alma.
He entendido que, hasta el mismísimo Júpiter, necesita de sus cuatro hijos para ser hermoso. Que, por muy grande que sea, la perfección se esconde tras las sombras de los detalles y, tal vez sean esos detalles los que nos hacen tan especiales.
He visto a mi hijo. He visto a mi hijo nadar y chapotear sobre la coraza de mares tan azules que, si el paraíso tuviera un color, seria ese azul. Un azul, que me hizo desplomarme de rodillas sobre mis propias ruinas. Hizo que mil lágrimas recorrieran las paredes de mis mejillas hizo que, mi corazón, se detuviera. Me mató y, de nuevo, me dio la vida y entendí que, solo hace falta eso..., una vida.
Reproductor: Richard Ashcroft and the United Nations of Sound - Born Again
sábado, septiembre 11, 2010
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