lunes, febrero 08, 2010

The War

Por aquel entonces, el pueblo vietnamita, sabía que no tenia ninguna posibilidad. Seamos sinceros, eran un puñado de campesinos que, de la noche al día, los arrancaron de sus monótonos y rutinarios campos de arroz, y los colocaron en el frente, en primera línea de combate.

Les despojaron de aquellos gorritos puntiagudos tan graciosos y les encasquetaron (válgase la redundancia) un casco de infantería. Por el mismo precio, les quitaron amablemente sus azadas y cachivaches y, en su lugar, les dieron un rifle de asalto de dudosa fiabilidad. En frente, la monstruosa maquinaría bélica norteamericana, el ejercito mas letal que, hasta aquel entonces, el mundo había tenido la desgracia de conocer.

Los norteamericanos y su ego indomable, su dificultad a la hora de reconocer un error propició la elaboración de discursos tales como "perdimos la guerra pero ganamos las batallas". Bueno, eso es altamente discutible porque, bajo mi punto de vista, perdieron las batallas y dejaron de ganar la guerra.

Pongámonos en situación. El campesino vietnamita se va a dormir después de una larga y dura jornada laboral. Con los primeros rayos de Sol, se despierta y, después de la obligada visita al retrete, echa un vistazo por el ventanuco y descubre que, donde reposaban sus campos de arroz, ahora hay un obús Made In Texas.
Ese campesino, no tiene cerca una oficina del INEM a la que pueda ir a hacer colas y a rellenar formularios, ni dispone de cursillos de reciclaje. No cuenta con los consejos inspiradores de motivadores laborales ni de insersores sociales. Es tan sencillo como, si no planta y recoge, no come. Y si no come se muere él, y toda su familia.

Ante esa perspectiva, ante esa desesperación, ante la mismísima boca del infierno, coje un fusil y se pone a pegar tiros. No tiene nada que perder ni nada que ganar, no tiene planes, no tiene futuro ni pasado, tan solo experimenta, una calida sensación de ausencia de miedo. Y ante esa situación, la monstruosa maquinaria bélica no tiene nada que hacer. La guerra se alimenta de miedo y, si no hay miedo, las balas se mueren de hambre.


Reproductor:  And One - Metalhammer

Por cierto M, dales caña que son pocos y cobardes. Un poquito de paz para escuchar....un renacer?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin miedo, las balas se mueren de hambre...., muy bien Juks. Ojala los de aqui, dijeran lo mismo.
Arnatxita

Unknown dijo...

Gracias Juks, ahora siiiii, a por todas!!!
Se fue el miedo, y ya disfruto esa cálida sensación de su ausencia... y frente a él llega la fuerza y las ganas de empezar de nuevo.
Un besazo
M.