El debate...

Bueno, aguante poco mas de 30 soporiferos minutos de debate electoral, de confrontacion, de descalificaciones y, resignado, me fui a escuchar la radio.

Supongo que mucha gente puede creer que soy un ser humano de escasa implicacion en los flujos y reflujos politicos de mi "pais" que, como perteneciente a la generacion de "a mi todo me importa una mierda", he mutado en un ser apolitico.

Pues nada mas lejos de la realidad, creo sinceramente que las almas pertenecientes a mi generacion, somos los mas pro-politica de toda la historia moderna de España.

Principalmente porque somos los primeros en mucho tiempo que contamos con una distancia temporal mas que prudencial en relacion al regimen fascista y, dicha situacion, nos permite observar de forma objetiva la vida politica, la democracia y sus custodiadores desde un punto de vista privilegiado ausente de miedo, temor y rabia.

A nosotros, ya no nos valen las lineas argumentales de antaño, sinceramente, no creo que nadie nacido despues de los 80, tenga interes en politicas de izquierdas o de derechas, en obreros o en patrones.

Los dos extremos, con el paso del tiempo, se han diluido y han formando un ente amorfo complicado de descifrar para la ciudadania que, a base de pagar impuestos abusivos recibiendo absolutamente nada a cambio, se transforma lentamente en una masa gris, frustrada, que camina cabizbaja, sin prestar ninguna atencion a los abatares de la politica.

Sin excepcion, todos las formaciones politicas lanzan campañas de sensibilizacion y concienciacion en contra de la abstencion. Ironicamente, esa es la respuesta del pueblo a sus proyectos electorales, a su voluptuosas remuneraciones economicas, a sus sloganes huecos estampados en chapas, camisetas y pancartas.

Estoy de acuerdo que, desde la colosal Grecia, el ser humano ha sido incapaz de crear un sistema de governacion medianamente eficiente. De igual forma, acepto la democracia como el sistema "menos perjudicial" pero, me niego a creer que nuestros lideres actuales y de antaño, sean las mejores opciones a la hora de governar un pais que, hartos de promesas electorales centenarias, necesita con urgencia un buen equipo de gestores.